Miguel González Madrid
Mayo de
2011
(Notas para un Poema)
Los hijos
de las naciones se hartan:
Unos
prefieren tomar las plazas;
Otros,
alargar el paso a las marchas.
Bajo el
rayo del sol se alzan voces
De
indignación y de lamento,
De
inquisición y descontento.
El gobernante
en turno se tambalea.
Lo que
hace y no hace ya nada vale,
Tan sólo
busca no caer de pronto.
Mayo
caliente sirve de pretexto
Para anunciar
las nuevas desgracias:
El fin de
unos o el fin del mundo.
La
primavera avanza y se oyen cantos:
Suenan muy
dentro de las conciencias,
Ya nadie
ignora todas esas protestas.
La madre
espera en casa a sus hijos:
Unos
retornan a la medianoche,
Otros se
pierden entre los caídos.
Cada
instante que pasa es de tristeza,
No hay
respuesta cierta ni oportuna,
Sólo el
nuevo discurso de compromiso.
Por la
mañana la plaza es desalojada:
Quedan
huellas de sangre derramada.
Los
gobiernos hacen que investigan.
Más tarde,
nuevas y eficaces protestas:
Caen
gobernantes, otros tropiezan,
Entre
presiones de balas o de papeletas.
Unos
esperan soñar; otros, dormir…
Y, así,
los días pasan, siempre inciertos,
Con nuevas
grietas, nuevas primaveras.
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