DATOS PERSONALES

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Politólogo, Maestro en Derecho Electoral, Doctor en Derecho Electoral / Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (México City). Especialista en temas de Políticas Públicas, Teorías del Estado y la Democracia, Constitucionalismo y Derecho Electoral, Federalismo y Gobiernos Locales. e-mail: mgmundouno@yahoo.com.mx

miércoles, 30 de mayo de 2012

Empoderar a los jóvenes, ganar camino hacia la democracia de calidad y una vida colectiva digna, con justicia efectiva

Miguel González Madrid



Jóvenes: Protesten contra todo lo que duele o lastima y por lo que creen puede producir beneficios colectivos, sin daño alguno a los demás. Hasta ahí no hay problema. Todo mundo se sentirá tocado por la innovación o lo inédito, o por la acción espontánea o consciente, o por un reclamo ordinario o extraordinario de justicia. Todo mundo así tocado dirá, entonces, que está con ustedes, aunque muchos no estén plenamente convencidos ni la solidaridad sea pareja; incluso los niños preferirán ir tras de ustedes antes que de los adultos mayores, porque ustedes arrojarán una luz fascinante sobre sus primeros pasos.

Pero, el problema para ustedes, de inicio, será cuando, entre los diversos actores metidos en la protesta, surja una dirección que tarde o temprano entre a la misma lógica de las élites, de las oligarquías y de los intereses de grupo, y cuando, entre muchas voces, sentimientos, cambios generacionales, etcétera, ya no sea posible lograr acuerdos o una mínima empatía o, peor, los conflictos internos se sucedan con frecuencia. La naturaleza humana es contradictoria: estamos hechos de conflicto y acuerdo, y, por tanto, difícilmente guardamos estabilidad en la permanente tensión entre unos y otros intereses, entre unas y otras aspiraciones. Aun así, tenemos también propensión a encontrar acuerdos, a sobrevivir con un mínimo de negociación o, acaso, para satisfacer la hipótesis habermasiana de entendimiento.

Eso mismo ha pasado con otras generaciones de jóvenes en todas partes del mundo. Por eso, las revoluciones -no los cambios circunstanciales, que pueden ser más o menos impactantes y que incluso pueden ayudar al nacimiento de otros proyectos- no pueden madurar en los movimientos estudiantiles, tal como lo había previsto Salvador Allende en uno de sus discursos en visita a Guadalajara. Si esa fuera una intención seria y sistemática, tendrían que migrar hacia otras formas organizativas y cambiar sus objetivos y su composición política.

Por otra parte, los movimientos de juventudes en el pasado, bajo algún régimen autoritario, fueron copados con objetivos y acciones en beneficio de intereses detestables. Así, vale la pena echar una mirada a las tristes historias de las "juventudes fascistas", las "juventudes hitlerianas", las "juventudes estalinistas", las "juventudes católicas" de anteriores décadas o las "juventudes franquistas". Yo espero que las historias de las juventudes mexicanas (en PLURAL, NO en singular), de aquí en adelante, no corran por esos senderos negros y, al contrario, sean siempre –mucho más que un reclamo a generaciones del pasado– la punta de lanza de nuevos movimientos sociales y un acicate para consolidar la democracia y alcanzar instituciones democráticas de calidad en el plazo más corto posible, para lograr formas de convivencia social digna y para evitar el dominio del discurso contestatario ante la evidencia de pérdida de imaginación.

Jóvenes: Los años pasan, no tienen mucho tiempo para alcanzar sus sueños, porque, además de que otros vendrán, rondan sobre ustedes cientos de fantasmas, algunos parecidos a los de la calle del infierno; otros, a los de las calles desoladas que les ha tocado recorrer, porque no hay otras. Pero no se decepcionen si, en el futuro próximo, ustedes ven hacia atrás y observan como si el mundo no hubiera cambiado. La responsabilidad de cambiar el mundo no es ni será sólo de ustedes. No se vuelvan sólo sobre ustedes mismos; es necesario que también busquen aliados generacionales y en la propia estructura social y política de la cual son parte, aunque ustedes crean que hay un mundo aparte, sólo suyo.


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