Miguel
González Madrid
La Junta Directiva de la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM) recién designó a su Rector General para un nuevo periodo que
inicia en este 2013 y concluirá en 2017. Sin embargo, el día de su comparecencia como aspirante
al cargo, el Dr. Javier Velázquez Moctezuma fue informado in situ por dicho órgano acerca de que él tenía una denuncia penal por plagio y acoso ante
la autoridad competente, además de que le
dio a entender que era excesivo el número de Rectores procedentes de la Unidad
Iztapalapa (una de las cinco Unidades que componen a dicha institución
Universitaria, a su vez la tercera en importancia en México), tal vez para
disuadirlo de su pretensión. De tal "denuncia" nada se sabe oficialmente, pero, sin duda, ha caído como una bomba autodestructiva en los patios, las oficinas, las aulas y los cubículos de la UAM.
Un sector influyente de la comunidad universitaria
de la UAM, compuesto por académicos y estudiantes, determinó protestar en
contra de ese modo de proceder de la Junta Directiva, puesto que contraviene códigos de
ética y representa un hostigamiento intencional, directo y personal a uno de
los cinco aspirantes al cargo mencionado, como cuando un mago de malas artes se saca de la chistera no un conejo, sino al mismísimo "chupacabras".
Ese sector universitario ha comenzado a preparar
un texto alusivo a dichos hechos (y, en especial, a esa sospechosa actitud) para ser difundido en medios de comunicación
nacional a efecto de exigir plena transparencia y rendición de cuentas del
procedimiento de designación de Rector General y, sobre todo, que los miembros
de dicha Junta sean destituidos por su presunta nefasta actuación al frente de un órgano
que debe conducirse con rectitud y respeto ante cualquiera de los miembros de
la comunidad universitaria.
He aquí el texto que se menciona:
El miércoles 5 de julio [de 2013] concluyó
el proceso de designación del Rector General de nuestra casa de estudios. Por
ese motivo deseamos manifestar a la opinión pública, a la comunidad
universitaria y al H. Colegio Académico de la UAM, lo siguiente:
1. La Junta Directiva realizó la
auscultación a la comunidad universitaria, con el fin de conocer su opinión
sobre los nueve candidatos a Rector General. La respuesta de los universitarios
fue masiva y demostró la incapacidad de la Junta Directiva de organizar una
consulta amplia y ordenada, al contrario se llevó a cabo precipitadamente.
Pero, lo más grave fue que por primera vez, en los casi cuarenta años de vida
de la UAM, los miembros de este órgano directivo pretendieran explícitamente inducir
tendenciosamente la opinión de los auscultados en contra de uno de los candidatos,
sugiriendo o expresando directamente la supuesta comisión de actos de
corrupción o conductas impropias de carácter personal.
La atribución legal de la Junta
Directiva, de acuerdo con el artículo 16 del reglamento elaborado por ella
misma, es auscultar, palabra que significa “tratar de enterarse con cautela del
estado de una cosa o de la manera de pensar de alguien” (María Moliner) y, el
artículo 20 la acota: “En la elección de un Rector se tratará fundamentalmente
de establecer un juicio de idoneidad académica”. Ambos artículos fueron
transgredidos.
2. Por otra parte, la Junta
Directiva realizó un juicio sumario al asumir como un hecho incontrovertible
una denuncia, que cuestionaba la conducta ética, en contra del Dr. Velázquez,
curiosamente presentada dos días antes de la comparecencia de los candidatos
ante ese órgano y que es, en ese día y en ese momento, cuando la Junta
Directiva lo revela ante el acusado, violando flagrantemente sus derechos
constitucionales.
En esa misma comparecencia, el Dr.
Velázquez Moctezuma fue cuestionado acerca del exceso de Rectores Generales de
la UAM provenientes de la Unidad Iztapalapa. Con esto, es evidente que la Junta
hizo explícito el veto a cualquier candidato de esta Unidad. El veto para
competir y, en su caso, ocupar el cargo de Rector General, para la comunidad
académica de cualquier Unidad es, simplemente vejatorio e inaceptable.
3. La actuación ilegal de la Junta Directiva, al violar su
propio reglamento y los derechos humanos más elementales de un distinguido científico
miembro de la comunidad, de cuya autoridad moral no dudamos, es una franca
agresión a la Universidad Autónoma Metropolitana; en consecuencia, ha perdido legitimidad
y autoridad moral imprescindibles para ese órgano. Por tales motivos, quienes
suscribimos este pronunciamiento demandamos ante el Colegio Académico, máximo
órgano de dirección de nuestra Universidad, que proceda a analizar el actuar de
cada uno de los miembros de la Junta Directiva y determine si son dignos de
seguir ocupando tan alta distinción. Es claro que el órgano que nombra, también
puede destituir. Confiamos en que el Colegio Académico sabrá velar los más
caros intereses y la dignidad de nuestra universidad". (Fin del texto citado).
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